Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
Director: Profesor de la UCA Dr. José Antonio Hernández Guerrero
Coordinación del blog:
Antonio Díaz González
Ramón Luque Sánchez

Contacto y envío de textos:
clubdeletras.uca@gmail.com


domingo, 28 de mayo de 2017

El mosqueo y el cabreo





                                            
                                                        
Una de las consecuencias negativas que, a veces, se derivan de los ascensos a cargos relevantes es el aumento exagerado de la propia estima y, por lo tanto, la multiplicación incontrolada de las “vivencias de autorreferencia”. La manifestación más clara de este hecho es la hipersensibilidad que muchas mujeres y hombres públicos experimentan ante las críticas, y el disgusto desproporcionado que les causa la escasa atención que los demás les prestamos. Con frecuencia, estos personajes se sienten exageradamente atacados y heridos en su “amor propio”. Situados en la gloria, echan la culpa de sus fracasos a los demás, interpretan como malicioso cualquier comentario que no sea un elogio. Están convencidos de que todo el mundo pretende engañarlos, hacerles daño y aprovecharse de ellos; ponen en duda la lealtad de los amigos y la fidelidad de los subordinados.

El que se sabe demasiado importante corre el riesgo de estar en un estado de permanente “mosqueo” y, a veces, de insoportable “cabreo”. Los ascensos en las categorías profesionales, en los niveles económicos, en las escalas sociales, en las dignidades eclesiásticas y en los puestos políticos producen, en muchos casos, el aumento de la irritación y del mal humor como consecuencia de la desilusión que genera la insuficiente consideración con la que son tratados y el escaso reconocimiento que sus figuras despiertan. Algunos, incluso, se sienten permanentemente vejados porque -afirman- “la gente no se da cuenta a quién está tratando”.

Todos conocemos a personas que eran desgraciadas porque no ascendían pero, desde que lograron subirse encima de un estrado o situarse detrás de una “baranda prestigiosa” como, por ejemplo, una cátedra, una concejalía, una canonjía, un episcopado, un ministerio o, incluso, una vocalía en la junta de la comunidad de vecinos, llegan a la conclusión de que toda su naturaleza se ha transustanciado y, en consecuencia, exigen que su mujer, sus hijos, sus hermanos y hasta el mecánico que le repara el automóvil, los traten teniendo en cuenta su excelsa dignidad. Desgraciadamente estas reacciones son más frecuentes de lo que cabría esperar; por eso, algunos alumnos comentaban extrañados que a su profesor ni siquiera se le había cambiado la voz tras haber aprobado las oposiciones.  


No debería sorprendernos demasiado que sean tantos los personajes que, según las crónicas periodísticas de estos días, se han sentido ninguneados, marginados y vejados por el trato insuficiente que les han dispensado los medios de comunicación. 


   José Antonio Hernández Guerrero

domingo, 21 de mayo de 2017

Reconocimiento a J. José Téllez. Club de Letras UCA (1)

CLUB DE LETRAS. Encuentro del viernes 12 de mayo de 2017. Algeciras.


El fin de curso comenzó a las tres de la tarde, cuando nos reunimos en la parada del autobús que nos llevaría a Algeciras, a la Fundación José Luis Cano, donde tendría lugar el último encuentro de este curso. Nos unimos a los compañeros de Cádiz y Jerez. Por el camino nos saludó la lluvia y luego brilló el sol entre las nubes de una tarde fresca, alegre y entrañable.

A la hora convenida nos saludó nuestra compañera Josefina Núñez, acompañada de José Manuel Vega, el Prof. Hernández Guerrero y Juan José Téllez, periodista, narrador y poeta a quien se le dedicaba el encuentro, dentro del marco de la Feria del Libro de la ciudad.


 Foto de Juan Moya, Algeciras.

Un poema suyo cantado por Paco Cifuentes dio paso al acto literario. Manuel Vega,  agradeció nuestra presencia, la de los representantes municipales y los distintos colectivos culturales de Algeciras, para decir que no hay olvido cuando hay corazón, aludiendo a lo especial que es este lugar y sus alrededores para el Prof. Hernández Guerrero. Luego dio la palabra a Josefina Núñez, que reflexionó sobre la naturaleza de la literatura, tomando como ejemplo una obra de Alighiero Boeti, un lienzo hecho con letras y colores, donde figuraba la palabra vuela, lo escrito permanece. Escribir lleva el sentir, dijo, el conocimiento aprendido y la simpatía de quien escribe. Explicó que las letras sugerían su tratamiento con habilidad y delicadeza, combinándolas en tiempo y cultura, cosiéndolas como un bordado. Terminó su intervención aludiendo a Juan José Téllez, a su aportación literaria como un estímulo, orientación y enriquecimiento, impulsada por su narrativa pasada y presente. Seguidamente intervino el Prof. Hernández Guerrero, quien se refirió a Juan José Téllez como uno de los nuestros, porque no somos un grupo cerrado. Lo definió como un exquisito poeta, escritor de raza y periodista libre que practica la escritura como herramienta para vivir de una manera plena. Sin ser dogmático ni ortodoxo, habla desde el borde de la duda. Sugirió que nosotros hemos de hablar como un borrador que tuviéramos que corregir de manera permanente, donde cambiar tiempos y espacios para hacerlos más humanos, apacibles, habitables y confortables. A continuación planteó si la literatura es una broma o un desafío permanente y terminó su intervención volviendo de nuevo a Téllez,  quien experimenta, siente y vive la literatura igual que el filósofo o el asceta. Le pidió que aceptara nuestra gratitud, amistad y cariño. La vida, concluyó, es más interpretada y elocuente que los textos.


Foto de Juan Moya (Algeciras)

Llegó el momento de nuestra aportación literaria, de tema libre en su mayoría, textos muy elaborados y emotivos, sobre todo los que se inspiraron en la obra de Juan José Téllez. A su término, tomó la palabra. Habló con emoción y agradecimiento. Tras definirse más vividor que escritor señaló que el pensamiento del ser humano es el corazón y la literatura es una conversación con uno mismo y con otro. Afirmó mantener una actitud vital ante la vida. Se refirió a la lectura como lo que nos hace ser escritores porque escribimos lo que no encontramos en los anaqueles. Los textos nos hacen recordar lo fundamental de la literatura, que nos sirve para crecer.




Finalizó el encuentro. Al salir nos reunimos en un local cercano donde esperamos el momento de la partida. No fue triste porque en todos nosotros brillaba el destello de la ilusión por el reencuentro. Noviembre está a la vuelta de la esquina del otoño.
Nos vemos allí.




            Adelaida Bordés Benítez



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Café de Redacción: Homenaje a Julio Mariscal.


Café de Redacción: Homenaje a Julio Mariscal.
Paterna de Rivera, 19 de mayo de 2017.
Club de Letras






          Una tarde cálida nos recibía en el pueblo de Paterna, como cálido fue también el acogimiento de todas sus gentes.

          En el Museo Etnológico y Etnográfico, sede de la Asociación Cultural "Impresiones", se reunió un nutrido grupo de personas entre las que se encontraban autoridades municipales, poetas y escritoras/es, alumnos del maestro-poeta, familiares, amigas/os, vecina/os y miembros del Club de Letras de la UCA.

          En aquel lugar, nadie pudo escapar a la magia de las imponentes fotografías en blanco y negro de Julio Mariscal que envolvían la sala y que nos transportaban al espacio y al tiempo del poeta: Procesión de Semana Santa de la Vírgen de la Soledad, el paseo con el amigo cura y el guardia civil, grupos de chiquillos vestidos de Primera Comunión o a la puerta de la escuela junto a su maestro, incluso aquellas donde aparece solo el poeta con su elegancia indiscutible.

          Nuestro compañero Antonio Díaz ha sido el encargado de coordinar esta actividad, que ha sido incluida en el programa de la XVIII Semana Cultural dedicada a Julio Mariscal que se celebra del 15 al 21 de mayo de 2017 en esta población.

Abrió el acto Alfonso Caravaca Morales, alcalde del pueblo, junto a Juan  Francisco Sánchez Benítez, organizador del acto, fundador y presidente de "Impresiones". Resaltaron ambos la faceta de maestro del poeta, que ejerció diez años de docencia en el pueblo de Paterna y que tuvo una gran implicación en la vida social del mismo, siendo impulsor, por ejemplo, del famoso concurso de flamenco "La Petenera" y Hermano Mayor de la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad Coronada.

          Desde el Club de Letras, explicamos el carácter que define nuestra actividad de los Cafés de Redacción, como actos no protocolarios que pretenden impulsar las obras de escritoras/es que, en nuestra opinión, no han tenido la atención que merecen.

          El primer bloque de la tertulia comenzó con la presentación de aquellas personas que han estudiado y difundido la vida y la obra del poeta y que se hallaban entre nosotros. Pedro Sevilla, con sus estudios Diez de julio y Treinta años después. María del Carmen García Tejera con Almáciga de olvidos y Poetas andaluces de los años cincuenta junto a José Antonio Hernández Guerrero. Blanca Flores con su tesis doctoral sobre Julio Mariscal y la introducción de "Julio Mariscal Montes. Poesía Completa". Pepa Caro como admiradora y discípula del poeta dentro del grupo literario "Calima".

          A continuación tomó la palabra José Antonio Hernández Guerrero como coordinador del Club de Letras, para hablarnos del formato de la tertulia literaria y de la negación que manifestaba el poeta homenajeado a los actos públicos, pues era un intimista en lo más profundo de la palabra: miraba hacia dentro de sí mismo, de los otros y de todo aquello que le rodeaba; así como Antonio Murciano es un poeta sintónico que sintoniza con todo y con todos y Carlos Murciano es un idealista que descubre el pensamiento en todas las cosas. Este intimismo, nos decía José Antonio, es el mismo que mueve su sentimiento religioso: una llamada para descubrir el interior de las cosas. Añadía que su poesía es pura contradicción, pura paradoja y así se refleja en su temática: el Amor que alimenta y envenena, Dios como fuente de placer y de dolor, y la Muerte como alegría y sufrimiento.

          En su intervención, Pedro Sevilla nos contaba el impacto que le causó, siendo un adolescente, la lectura de "Poemas a Soledad" y la impresión duradera que dejó en él, pues a partir de ese momento siguió los pasos del autor con una intensa admiración, como un veneno que alimenta, según sus propias palabras.

          Pepa Caro compartía la misma experiencia que Pedro cuando leyó por primera vez en el Instituro los poemas de Julio y también la misma timidez que le impidió   acercarse al poeta y entablar conversación con él. Embobada de su poesía y de su figura, nos decía, lo observaba en las cafeterías de Arcos, rodeado de tazas de café y de cigarrillos. Nos contó Pepa que, al poco de fallecer Julio, tuvo un sueño donde se hizo realidad su anhelo de hablar con él y de que le firmara uno de sus libros.

          María del Carmen García nos contaba que las primeras noticias que tuvo del poeta fueron a través de Antonio Murciano y de su esposa, siempre atentos a la salud y al bienestar de Julio. Más adelante, al pedir información a Juan de Dios Ruíz Copete para su tesina, recibió un consejo rotundo: visitar a Julio Mariscal y ver sus libros editados, guardados en un cajón. Como le imponía la presencia del poeta, no llegó a conocerle hasta que se lo presentó Antonio Murciano cuando coincidieron con él por las calles de Arcos. Por otro lado, señalaba María del Carmen su oposición a algunos de los homenajes póstumos que se le hicieron al poeta para enfrentarlo a sus congéneres y cita textualmente: Ojalá que alguna vez la creación poética de Julio Mariscal sea difundida y analizada como "texto" y no como "pretexto". Ella le hace su homenaje particular con el título "Almáciga de olvidos" de la Antología parcial de la poesía gaditana de los siglos XIX y XX, que toma del poema Fosa común dedicado a Blas de Otero y perteneciente a Corral de muertos, el primer libro del poeta.

          Blanca Flores manifestó su alegría por los homenajes merecidos que Arcos y Paterna, de la mano, rinden al poeta. Ella, recorre también su propio itinerario en pos del poeta y de su obra. Estando destinada en Villamartín, se acerca a los pueblos de El Bosque, Espera, Paterna y Arcos buscando información de primera mano para conocer mejor la obra de Julio Mariscal. Blanca nos recordó que Julio trajo a su escuela lecturas prohibidas en aquella época y a la poeta Gloria Fuertes que accedió a su invitación directa. Finalmente, recalcó la vitalidad del poeta que se manifestaba en su intensa actividad cultural y social.

          Seguidamente se abrió el debate y en él se reivindicó la dimensión social de la poesía de Julio Mariscal, se habló de su gusto por la estética de lo ceremonial inherente a las tradiciones y de su carácter tímido e introvertido que contrastaba con la elegancia llamativa de su figura y su intensa actividad socio-cultural.

Entre las personas que tuvieron relación con el poeta, intervinieron algunos alumnos suyos que contaron anécdotas que habían vivido en primera persona.

          Su sobrino, Aurelio Sánchez Mariscal, depositario de su obra, fue elogiado por su generosidad al ceder las fotos para la exposición y por facilitar, en todo momento, el acceso a los materiales que se le habían solicitado. Aurelio nos confesó que era un lector empedernido gracias a su tío, un amante incondicional de toda su obra y que no estaba dispuesto a publicar sus poemas inéditos por respeto a la decisión del poeta de no haberlo hecho en vida.

          Rufino de Paterna, cantaor flamenco de renombre, sentenció que gracias a Julio Mariscal y a Antonio Murciano, la Petenera está viva, desde aquel primer momento en el que se habló de la Petenera en Paterna y desde el primer año en el que se celebró el concurso de peteneras, que fue un éxito. Cuando grabó un disco con El Niño de la Cava y El Perro de Paterna, comentó lo orgulloso que se sentía Julio Mariscal.

          El turno de lecturas lo abrió Aurelio Sánchez con un poema de Julio dedicado a su madre, por la que sentía un gran amor. Manuel Villalpando nos deleitó con un poema de creación propia dedicado al poeta y siguieron otras lecturas de poemas del autor homenajeado que nos emocionaron profundamente.

          Una vez acabado el acto, los organizadores tuvieron la delicadeza de ofrecernos café y pastas, que nos sentaron de maravilla porque ya era casi la hora de cenar, el tiempo se nos había pasado volando.


      Luisa Niebla


Despertando a mi nueva vida


Presentación del libro
Despertando a mi nueva vida
de Carmen Franco Sánchez




Se acerca el día más esperado, el que más me va a gustar celebrar con mi libro, ¡la presentación en mi tierra, Jerez!


El próximo 4 de junio las 18:00 horas estaré en La Plaza del Arenal en el stand de la Librería Planeta Zócar, firmando ejemplares, y a las 20:00 horas, en Los Claustros de Santo Domingo haciendo la presentación oficial y volviendo a firmar ejemplares. Espero que acudáis todas aquellas personas que por curiosidad, por familiaridad o por enfermedad, quieren saber, comprender o conocer el apoyo que pueden recibir por parte de alguien que les entiende como yo.

Me gustaría encontrarme a mis compañeros de Jerez y a los que se puedan acercar. Gracias

¡OS ESPERO!


Carmen Franco

sábado, 20 de mayo de 2017

La Pasión y las pasiones


                                             

Como nos enseñó Aristóteles, los dramas sangrientos poseen una intensa fuerza catártica y cumplen, además, unas importantes funciones éticas y estéticas. Recordemos cómo nos explicó que la utilidad de la tragedia estriba en la fuerza con la que los espectadores, al ver proyectadas en los actores nuestros sufrimientos y nuestras pasiones, experimentamos un efecto purificador. Mediante la contemplación y a través de la participación anímica en las escenas, sometemos nuestro espíritu a profundas conmociones que, paradójicamente,  sirven para serenarnos. Cuando salimos del patio de butaca, tras haber participado en el duro castigo que han infligido a unos seres semejantes, experimentamos pena y dolor, lloramos y nos desahogamos, y, finalmente, nos quedamos más tranquilos y más limpios: nos sentimos mejores seres humanos.                                    
            
Recuerdo, por ejemplo, “La Pasión de Cristo”, aquella película dramática estadounidense de 2004, dirigida por Mel Gibson y protagonizada por Jim Caviezel como Jesús de Nazaret, Maia Morgenstern como la Virgen María y Monica Bellucci como María Magdalena. En ella se recrea la Pasión de Jesús de acuerdo, en líneas generales, con los Evangelios canónicos.

La película fue rodada íntegramente en Italia: exteriores en las ciudades de Matera y Craco (en la sureña región de Basilicata), y los interiores en los estudios de Cinecittà (en Roma). Esta Pasión, que se rodó en latín, en hebreo y en arameo con subtítulos, además del éxito económico, excitó algunas pasiones, despertó ciertas conciencias éticas y hasta provocó algunas conversiones religiosas. Según las informaciones publicadas, muchos cristianos y no cristianos pasaron por taquilla para no perderse el estreno en España.

Algunos afirmaron que, por su realismo, humaniza la figura de Jesús de Nazareth; otros confesaron que era una impresionante y conmovedora meditación sobre la pasión de Cristo, y no faltaron quienes dijeron que les hizo pensar en el sentido trascendente de esta vida. El intérprete de la figura de Jesús, Jim Caviezel, confesó: “Ahora entiendo el sufrimiento mucho mejor que antes; los dolores de Jesús me ayudan a dar sentido a mis dolores y a tratar de aliviar los ajenos”.

Otros comentaristas, por el contrario, han mostraron su rechazo al oportunismo de un “intransigente cristiano integrista que no dudó de bañar de sangre las pantallas para alimentar los bajos instintos del personal con el nada místico propósito de ganar una fortuna”. En mi opinión, esta “Pasión de Cristo” es sólo una película que ha de ser visionada con la misma distancia y con idéntica actitud crítica con las que contemplamos las demás obras teatrales o cinematográficas.




          José Antonio Hernández Guerrero

domingo, 14 de mayo de 2017

Matar y morir


                                                                
       

La muerte es el hecho que mejor nos descubre la relatividad de otros valores, a veces, proclamados como absolutos. Ni los bienes económicos, culturales o estéticos, ni las instituciones religiosas, sociales o políticas, valen una vida humana: ni la patria, ni la bandera, ni la lengua pueden defenderse matando ni muriendo. En mi opinión, este principio que, quizás a algunos le suene a doctrina, constituye el mínimo denominador común de todas las personas de buena voluntad y de todos los grupos democráticos.

En los momentos de dolor generados por los frecuente y brutales atentados terroristas deberíamos guardar un profundo silencio para reflexionar sobre las consecuencias mortíferas que se siguen de la sacralización de un pedazo de tierra o de una serie de convicciones. Como afirmé en el artículo de la semana pasada, es cierto que tenemos el derecho y necesidad de gritar con fuerza para desahogar la rabia, para mostrar la indignación y para expresar nuestra solidaridad a los que están sufriendo la agresión, pero nuestras voces serán estériles si no logran que los criminales descubran su maldad, si no conseguimos que los fanáticos duden de sus certezas, que los sectarios debiliten sus adhesiones o que, al menos, todos rebajemos nuestra agresividad.
        
Para lograr estos objetivos, más que sesudas reflexiones, bastaría con que fuéramos capaces de acercarnos, uno por uno, por ejemplo, al viudo de aquella mujer a la que una mochila, estratégicamente colocada debajo de su asiento, le arrancó su vida y la del hijo que llevaba en sus entrañas. Ahora mismo, contemplo en la pantalla del televisor a ese grupo de vecinos que llora por la muerte de una joven de veintitantos años apuñalada por su “pareja sentimental”.

Corremos el riesgo de que el volumen de este sangriento bosque, de este río de crímenes, nos nuble la vista y nos impida acercarnos a cada uno de los árboles, que han sido arrancados de cuajo dejando desolados para siempre a los familiares y a los amigos. Pongamos, por favor, nombres, caras, sentimientos, ilusiones, temores y proyectos a cada uno de esos números y, después, sigamos hablando y discutiendo de política, de economía, de filosofía o de arte.   


En mi opinión, en la mayoría de los casos, la adjetivación -como política, religiosa o cultural- de los asesinatos, en vez de atenuar su gravedad, la aumenta: más que amor o identificación con una idea, con una tierra o con una bandera, son consecuencias de un odio irreprimible a los otros. Mientras que no descubramos que una sola vida humana, con independencia de la edad, del sexo, de la profesión, de la fortuna o del cargo, vale más que todos los tesoros, no seremos capaces de controlar y de disminuir la fuerza aniquiladora que, a veces, está encubierta por los más bellos y apasionantes ideales.  


José Antonio Hernández Guerrero  

jueves, 11 de mayo de 2017

El bostezo universal


Da igual que me caiga mal, que sea un desconocido, y si me apuras, que la imagen provenga de un televisor. Si veo a una persona bostezar, bostezo.  

 Independientemente del color de la piel, del círculo sociocultural y el continente de residencia. Hay algo en el diseño del humano que está por encima de las diferencias entre los individuos. Y es la pertenencia a una manada.

Dicen que el hecho de que el bostezo sea contagioso permite que en un momento de relativa seguridad, todos los integrantes de un grupo se vayan transmitiendo la información “es momento de relajarnos, podemos hacerlo”.


Y a día de hoy, y a pesar de todo, aún sigue funcionando. Parece que, a veces, el sentimiento de “hermandad” se manifiesta a través del cuerpo. Quizá si prestáramos más atención a este tipo de expresiones, podríamos apreciar todo lo que compartimos en vez de agarrarnos a los matices que nos separan. 


   Esther Alberca Reina




sábado, 6 de mayo de 2017

Las 20 Ciudades Literarias del mundo

"Una iniciativa de la UNESCO ha otorgado el galardón de Ciudad de la Literatura a 20 ciudades desde el año 2004

Hay ciudades que se construyen con la literatura tanto como con la arquitectura. Son ciudades literarias, cargadas de tradición, de escritores, de poesía; ciudades por las que andar de café en café, donde poder sentarte a leer en un parque o conocer la historia de la literatura del país gracias a alguno de sus museos. Suelen ser ciudades donde las palabras se cuidan, donde huele a papel e imprenta y donde las bibliotecas y las librerías son lugares destacados..."

Artículo publicado en la revista National Geographic por José Alejandro Adamuz (22-4-17)

Más información, aquí:

Foto de Gtres, publicada en National Geographic: 
http://www.nationalgeographic.com.es/viajes/grandes-reportajes/viaje-las-ciudades-literarias-del-mundo_11413

El odio


                                                  
Todos sabemos que, a veces, es necesario gritar, llorar o protestar para desahogarnos, para aliviarnos de esa presión interior que nos provoca una injusticia flagrante, un reproche inmerecido o un trato vejatorio; las agresiones, efectivamente, reclaman una compensación biológica que reestablezca el equilibrio emocional. Hemos de evitar, sin embargo, que la reacción, en vez de curarnos el daño causado, agrave nuestro mal y nos despierte un virus tan mortífero, homicida y suicida como es el odio, cuyo germen aletargado llevamos todos en los pliegues de nuestras entrañas.

Quizás sea inevitable sentir indignación, rabia, ira, cólera y hasta furia, pero el odio es otro impulso más grave y más peligroso: es un sentimiento permanente e intenso, que genera ideas vinculadas a generar daño, a destruir su objeto, a aniquilarlo y hacerlo desaparecer de la realidad y hasta del recuerdo. Como ha explicado Castilla del Pino, el odio es una relación virtual con una persona y con la imagen de esa persona, a la que se desea destruir, por uno mismo, por otros o por circunstancias tales que deriven en la destrucción que se anhela; odiamos todo objeto que consideramos una amenaza de nuestra integridad y lo odiamos para salvaguardarnos de ella ante nosotros mismos.

Pero, en mi opinión, es posible que no tengamos tan claro que, frecuentemente, nuestra visión es maniquea y simplificadora porque vertemos todo el mal sobre nuestros enemigos y consideramos que nosotros somos los buenos, los que estamos libres de culpa. En los deportes, en la política y en la religión es frecuente que definamos a los adversarios -a los otros, a los diferentes- como la encarnación del mal radical y que, por eso, los demonicemos y los pintemos como figuras monstruosas. No advertimos que las raíces del mal y del odio están también ocultas en el interior de nuestros propios corazones. Poner todo el mal en un platillo -el de los enemigos- es librarse inútilmente de un peso que cada uno de nosotros debemos soportar.

Acabo de leer unas ideas que por su sencillez, claridad y actualidad, son de las que más me han llamado la atención de los libros que, en estos momentos, tengo entre manos. La trascripción textual es la siguiente: “Aunque no hubiese más que un solo alemán decente, él solo merecería ser defendido frente a esa banda de bárbaros y, gracias a él, no habría derecho a verter odio sobre un pueblo entero. Esto no significa ser indulgentes ante determinadas tendencias, hay que tomar posiciones, indignarse por algunas cosas en determinados momentos, tratar de comprender; pero ese odio indiferenciado es lo peor que hay. El una enfermedad del alma”.

Estas palabras recobran todo su valor cuando sabemos que fueron escritas por Etty Hillesum (1914-1943) una joven judía que, antes de morir en Auschwits, escribió sus dolorosas experiencias interiores y sus profundas convicciones de que, incluso ante el supremo sufrimiento, hemos de alabar la vida y vivirla “con la plenitud de sentido que la vida requiere”. 


  José Antonio Hernández Guerrero 

jueves, 4 de mayo de 2017

Café de redacción Club de Letras. Julio Mariscal.

Muy pronto nos encontraremos de nuevo con la poesía y la figura del poeta Julio Mariscal. Será en otro de los encuentros "Café de Redacción" del Club de Letras de la UCA. Estará organizado por éste y la Asociación Cultural Impresiones con el amparo del Excmo. Ayto. de Paterna de Rivera. 

El acto tendrá lugar el próximo día 19 de mayo en el Museo Etnográfico de Paterna de Rivera a las 18.00 h. 



La cruda realidad



Le llamaban Juan el de las fotos, pues desde que le dio ese ataque tan fuerte, no se separa de su cámara digital, azul perla, pequeñita que pasaría desapercibida si no fuera por el asa que le sobresale por el lateral inferior del bolsillo de su pantalón. Dicen que es una manía que le ha dado, pues le echa fotos a todo lo que le rodea, sobre todo, a las cosas que se encuentra en la calle: un saco de dormir roto -de un posible indigente-, unas zapatillas, unos niños jugando que, cuando Juan se acerca salen despavoridos muertos de terror. Sí, Juan con su cámara en el bolsillo les da mucho, pero que mucho miedo. ¿Qué pasaría por la cabeza de Juan cuando le dio ese ataque de locura que le indujo a hacer fotos?... En el fondo de sus ojos, si nos acercamos vemos el miedo, no solo el nuestro reflejado en sus pupilas, vemos el suyo propio que intenta amortiguar como puede con su cámara digital, a ver si es más amable que su mente y le reproduce una imagen más benévola de la realidad.

    Mercedes Díaz

miércoles, 3 de mayo de 2017

Miedo


El miedo es un color. Es el negro oscuro que viste la pena del luto propio, el lazo colorido de la solidaridad de la tragedia ajena. Tiene un sabor agrio que recorre la garganta y atenaza comprimiendo las palabras. A veces, incluso creo que se huele, en el sudor que perla la frente cuando la pesadilla nos precipita en la carrera.
El miedo es un sentimiento que, a veces,  acongoja los sentidos del alma.

   

      M. Carmen Orcero

lunes, 1 de mayo de 2017

Viajar y leer

                                              

Como nos muestran las estadísticas y los pronósticos que periódicamente nos ofrecen los medios de comunicación, los viajes -tan excepcionales hace escasos años- han llegado a constituir un hábito casi rutinario y, para muchos, una necesidad ineludible. En la actualidad viajamos casi todos, aunque cada uno justifique sus desplazamientos con razones diferentes: unos lo hacen empujados por un espíritu aventurero, otros para llenar el tiempo de ocio, otros impulsados por el ansia de ampliar su cultura y, otros, finalmente, forzados por motivos profesionales. Pero el resultado es que cada vez viajamos más y que, en cualquier época del año, nos surgen pretextos para organizar un "puente" no previsto, un fin de semana alargado o incluso unas minivacaciones que, inevitablemente, implican una salida de nuestro lugar de residencia. Todos los indicadores sociológicos llegan a la misma conclusión: "En los próximos años, el sector turístico va a seguir experimentando una notable expansión".

Pero, aunque a primera vista nos sorprenda la afirmación, los viajes, por muy lejos que nos lleven, siempre alcanzan su fin y su finalidad en el punto de partida: viajamos para regresar a nuestro hogar y para descubrir en él unos alicientes de los que carecen los mejores hoteles, para revalorar ese rincón de nuestra casa en el que leemos o cosemos o, incluso, el butacón desde el que, soñolientos, vemos el telediario, los partidos de fútbol o los programas del corazón; viajamos, también, para comparar nuestros lugares con otros lejanos: nuestras playas con las de la Costa del Sol o con las de las Antillas, nuestra catedral con la de Notre Dame de París o con la de San Pedro de Roma, nuestro clima con el del norte de España o con el del Centro Europa. Es cierto que los viajes abren unas vías de acercamiento a los demás y, al mismo tiempo, unos cauces de aproximación a nosotros mismos: viajar es una forma de alejarnos y de aproximarnos a nuestros lugares y, por lo tanto, una manera de salir y de entrar en nosotros mismos y de revalorar nuestras cosas.

Aunque a primera vista nos parezca una contradicción, hemos de admitir que, en la mayoría de los casos, más que para conocer, viajamos para reconocer los lugares y las gentes de los que tenemos noticias previas por las lecturas o por los comentarios de los que nos han precedido. Por eso, los viajes no deben sustituir las lecturas sino, por el contrario, alimentarse de ellas: los viajes y las lecturas son dos vías complementarias que mutuamente se intensifican y se enriquecen.

No perdamos de vista que el paisaje es un significante portador de unos significados que, hasta cierto punto, han sido creados por los artistas, por los pintores, por los cantantes y por los escritores. Por eso, antes, durante y después de cada viaje deberíamos leer algún libro que oriente nuestras miradas, que nos facilite la comprensión de los espacios que contemplamos, que nos descubra la belleza y el sentido de unos elementos que no son sólo escenarios, sino partes de nuestro drama humano, de esos hechos geográficos que, además de sostener y alimentar nuestros cuerpos, nutren nuestro espíritu.



      José Antonio Hernández Guerrero
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