Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
Director: Profesor de la UCA Dr. José Antonio Hernández Guerrero
Coordinación del blog:
Antonio Díaz González
Ramón Luque Sánchez

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sábado, 26 de marzo de 2016

Las claves del bienestar. El bienestar depende de la manera imaginar la realidad para recrearla.




23.- El bienestar depende de la manera imaginar la realidad para recrearla
                                   

Los seres humanos estamos dotados de tres fuerzas extraordinariamente poderosas y, por lo tanto, notablemente peligrosas: la imaginación, los deseos y los temores. Si las empleamos de forma correcta, nos proporcionan beneficios y satisfacciones; si perdemos su control, nos hacen daño y nos causan disgustos.  La imaginación es una facultad humana con la que nos representamos mentalmente sucesos, historias o imágenes de objetos que no existen en la realidad o que son o fueron reales pero no están presentes. Si la dirigimos y la controlamos adecuadamente, la imaginación nos sirve para concebir proyectos, para construir modelos de objetos y de actividades modificando y mejorando las ya existentes y, sobre todo, organizando sus componentes de formas distintas.

También podemos utilizarla para corregir defectos, para enmendar fallos y para perfeccionar comportamientos. Proponiéndonos metas ilusionantes y mundos utópicos, orienta y alienta actividades innovadoras.  La imaginación es la principal impulsora, por ejemplo, de las obras de arte originales, es el origen de los inventos científicos y, en general, es la alentadora del progreso económico, para el crecimiento humano individual y social. La imaginación es una fuerza necesaria para sobrevivir, para seguir recorriendo ese camino, ese viaje, esa aventura, esa peregrinación de la vida humana.

Pero, debido precisamente a su extraordinaria fuerza, su empleo comporta múltiples peligros de desbordamiento, de descontrol y de frustración. Nos puede elevar a alturas tan desorbitadas que nos haga perder pie, nos ahogue y nos aleje peligrosamente de la realidad. Por eso hemos de aprender a orientarla y a controlarla.


Es comprensible que frente a las realidades dolorosas, aburridas, pesadas o monótonas -excesivamente realistas-, a veces sucumbamos a la tentación de escaparnos hacia unos mundos ideales, hacia unos tiempos remotos pasados o futuros y hacia unos espacios distantes reales o imaginarios. 


  José Antonio Hernández Guerrero


lunes, 21 de marzo de 2016

Desafíos universitarios. Cultura científica.




Desafíos universitarios/6


RECONOZCO que la carencia de información científica y tecnológica que padecemos muchos de los que nos dedicamos a las Ciencias Humanas puede ser grave en la situación actual. A pesar de que, en la teoría, aceptamos que la ciencia y la tecnología constituyen unos factores fundamentales de la vida humana individual y colectiva, hemos de confesar que, en nuestros planes de estudio de Humanidades, existe un notable déficit de "cultura científica" que, insisto, configura los pilares que sostienen el progreso material de nuestra sociedad contemporánea.

Mientras que no seamos conscientes de que los conocimientos filosóficos, históricos, lingüísticos y literarios están afectados por consideraciones científicas y técnicas, correremos el riesgo de seguir practicando las Ciencias Humanas como la "lectura mágica" que practicaban aquellos egipcios antiguos que profesaban la fe en la omnipotencia de las palabras. A veces también nosotros estamos convencidos como ellos de que el lenguaje humano posee unos poderes mágicos que no somos capaces de medir ni de controlar plenamente.


En el momento actual, hemos de partir del supuesto fundamental de que las ciencias y las artes, los números y las letras, la filosofía y la biología, la historia y la genética, la literatura y la física, la psicología y la neurología no son vías opuestas del conocimiento humano sino unos caminos convergentes que conducen, sin llegar nunca a alcanzarlo, al núcleo profundo de los problemas complejos que nos plantean la vida, la enfermedad, la salud, el dolor, el sufrimiento, el bienestar, el malestar, la vida y la muerte de cada uno de nosotros. Los cultivadores de las Ciencias Humanas hemos de aceptar que necesitamos de la ayuda de las Ciencias Exactas y las de la Naturaleza para atravesar esos densos senderos hacia el conocimiento. Por supuesto que no se trata de que los dedicados a la investigación y a la enseñanza de la Filosofía, de la Lengua, de la Historia, del Derecho, de la Pedagogía o de la Psicología lleguemos a poseer unos conocimientos científicos avanzados pero sí que, al menos, nos decidamos a mirar por encima de nuestras fronteras para conocer la existencia y el funcionamiento de otros lenguajes. Esos conocimientos nos permitirán adquirir una visión más amplia y una comprensión más completa de esos comportamientos humanos que tratamos de explicar.


       José Antonio Hernández Guerrero

Artículo publicado en Diario de Cádiz: 

Aforismos de la realidad


Los libros que, obligan a pensar, tardaron años en ser descubiertos, triste realidad.

Les tenemos miedo a nuestros pensamientos, porque nos devuelven una realidad palpable.

No llames a nadie, cuando tú descubras quién eres, no te harán ningún caso.

La realidad es azul a veces y la enmascaramos en marrón, casi siempre.

La realidad se nos viene encima, cuando oímos llorar a un niño.

El poeta, es fiel a la palabra y no oculta sus temores, es por ello, que leer poesía, es de minorías.

Tardamos toda nuestra vida en tratar de conocernos a nosotros mismos, y la gran mayoría, nunca lo conseguimos.

Si amamos, defendemos y llevamos orgullosos la bandera de la realidad ¿dónde quedan nuestros sueños?

Cada semana espero un escrito de un amigo, que me hace sentirme humano.

Nuestra edad, se encarga de recordárnoslo cada mañana, el espejo de nuestras arrugas.

Leer un artículo, que nos enseña algo de lo mucho que desconocemos, produce una intima y sutil emoción.

Las personas que, aparentemente sanas, ven la enfermedad en los demás como algo lejano, tienen una ceguera importante.

Hay tantos hechos, recuerdos e historias en cada persona, que, escribir su biografía real, es tarea inútil.

Casi siempre una chaqueta, impiden ver al hombre que es en realidad.

La sabiduría que hay en los libros, son experiencias de la vida, que nos cuestan aprender y ser humildes ante sus evidencias.




               Francisco Herrera López. Marzo 2016.

domingo, 20 de marzo de 2016

Las claves del bienestar. La tentación de pontificar.


22.- La tentación de pontificar
                                     
Una cosa es –como afirmé la semana pasada- “tender puentes” y otra muy diferente “pontificar”. Ya sé que el oficio de pontífice -constructor de puentes-, por influencia de la cultura romana que denominaba a los emperadores “pontifices maximi”, en la actualidad se considera como un título honorífico o, lo que es peor, como una insignia de poder. En mi opinión, en cada una de las parcelas familiares, profesionales, sociales y políticas, estaría bien que evitáramos caer en esa tentación tan frecuente de “pontificar”, de tratar de imponer nuestras opiniones, como si habláramos “ex cathedra”, como si expusiéramos un dogma divino sin aceptar discusiones. La comparación de los puentes, sin embargo, puede ser adecuada si tenemos en cuenta que estos artefactos acercan las dos riberas sin necesidad de que cada una de ellas se difumine y pierda su identidad. Sí: hemos de levantar el puente de la colaboración, de la armonía y de la paz. 


Teniendo en cuenta que el bienestar y el malestar poseen también dimensiones temporales y que, por lo tanto, ocurren, empiezan, terminan y pasan, vuelven a aparecer, se repiten y se recuerdan o se olvidan, deberíamos preguntarnos de manera permanente qué podemos hacer para evitar que los episodios negativos nos dañen demasiado. En mi opinión, deberíamos reconocer que, para contactar, conectar y comunicarnos con los otros, no son suficientes las ideas, las razones y las palabras sino que, además, hemos de sintonizar con sus sensaciones, con sus emociones e, incluso, con sus intereses: hemos desarrollar nuestra capacidad de conmovernos, la facultad de sentir las alegrías, las esperanzas, los temores y, sobre todo, el sufrimiento encerrado en el corazón de nuestros interlocutores. Lo expreso de una manera más concreta: hemos de adquirir el hábito de ponernos en el lugar de los otros. 


José Antonio Hernández Guerrero

jueves, 17 de marzo de 2016

Desafíos universitarios. Hacia una nueva orientación didáctica de las Humanidades.


Desafíos universitarios/5

Hacia una nueva orientación didáctica de las Humanidades


PARA seguir, en la medida de lo posible, los amables consejos de algunos colegas que me escriben desde cerca y desde lejos, interrumpo momentáneamente la serie de propuestas teóricas sobre la reforma universitaria y les respondo, breve y concretamente, a algunas de sus cuestiones. Por supuesto -estimados amigos- que no se trata sólo de incluir en los planes de estudio más asignaturas de humanidades sino, también, de plantear sus enseñanzas y sus investigaciones de una forma "más humanística". ¿Cómo? -me pregunta Luis-. Pues, por ejemplo, diseñándolas de una manera que desarrolle en los alumnos el espíritu crítico, cultive la imaginación, dilate la sensibilidad, estimule la creatividad, impulse el cuestionamiento de la realidad social, económica, valore las opciones políticas, oriente el pensamiento libre y, además, les ayude a expresar sus emociones y a encauzar y a controlar sus pasiones. Estoy de acuerdo con vosotros en que deberíamos prestar mayor atención a los aspectos humanísticos de las ciencias exactas y de la naturaleza, y también en que, mejorando la calidad de las enseñanzas tecnológicas, es posible contribuir a la solución de muchos de los graves problemas económicos y sociales del mundo actual.

Ya es sabido que, por ejemplo, la asignatura de filosofía no ha de limitarse a enseñar las diferentes corrientes históricas del pensamiento sino que, además, ha de formar el pensamiento lógico y la reflexión crítica de los alumnos. Efectivamente, la enseñanza de la filosofía ha de consistir, más que en la memorización de una larga lista de pensadores y de sus diferentes teorías, en generar un espacio en el que, además, se debatan cuestiones de actualidad y se planteen dudas y conflictos que los alumnos resuelvan tras una reflexiones individuales y conjuntas. El ideal sería que la filosofía llegara a ser una materia transversal que se utilice en las diferentes asignaturas: "La filosofía -como afirma Juan- no sólo se aprende, sino que también se practica". 


No tengo inconveniente sino que, por el contrario, asumo como autocrítica el reproche que nos hace Alfonso al señalar que "desgraciadamente", en ocasiones, las clases de Lingüística e incluso las de Lengua sólo sirven para que los alumnos acumulen una ristra de términos metalingüísticos, sin que desarrollen y apliquen unas técnicas que, además de científicas, sean prácticas para mejorar las destrezas de hablar, de interpretar, de leer y de escribir con claridad, con corrección y con precisión. Igual que algunos de mis colegas, estoy también de acuerdo en que la historia de la literatura y, sobre todo, la teoría literaria han de propiciar la experiencia literaria de los alumnos, su implicación con los textos y su descubrimiento de que las palabras escritas por diferentes autores tienen que ver con ellos y con sus relaciones con el mundo.


José Antonio Hernández Guerrero  

Publicado en Diario de Cádiz 14.03.2016 



Desafíos universitarios. Abrir los claustros.

Debate Universidad/4

Abrir los claustros


INSISTO nuevamente en que, evitando la tentación de promiscuidad, la Universidad ha de servir a la sociedad real y a las personas concretas que, de diversas formas, se unen y se reúnen para lograr diferentes fines culturales, religiosos, sociales, artísticos o, incluso, económicos. Sin miedo a interpelar y sin miedo a ser interpelada, la Universidad ha de superar el narcisismo y, si se me permite la paradoja, ha de abrir la clausura de los claustros por muy tradicionales que éstos sean.

Sí: ha de estar abierta, atenta y curiosa para descifrar lo que está ocurriendo más allá de las murallas de sus claustros. La Universidad no puede ni debe estar atenta sólo a las soluciones que nazcan entre sus propios muros. Nadie tiene hoy el privilegio absoluto ni del saber ni del poder. En un mundo de la distribución y de la dispersión, ninguna clausura institucional tiene sentido ni porvenir, ni siquiera los claustros universitarios.

Aquí, como en otros aspectos de la condición humana, sólo si conocemos críticamente y si establecemos una relación recíproca con la sociedad real -que es "nuestro propio mundo"- lograremos pacificar en cada momento nuestra relación con lo otro y con nosotros mismos. Por eso insisto en que las Ciencias Naturales también han de pedir ayuda a las Ciencias del Espíritu con el fin de que, entre todas, cumplamos la tarea de iluminar la vida de los ciudadanos acumulando grandes dosis de lucidez intelectual y acopiando notables cantidades de coraje moral para reaccionar a tiempo ante las permanentes tentaciones a las que, a veces, sucumbimos cada uno de los especialistas de constituirnos en los únicos modeladores de los seres humanos y los moderadores de la sociedad. La Universidad es, ha de ser, la institución mediadora entre los condicionamientos materiales y el reino del espíritu: ha de ser la intermediaria entre unas exigencias mercantiles y unas metas humanas. 

En la Universidad actual hemos de lograr la síntesis armónica, la asimilación nutritiva de los saberes y de las prácticas recibidos, pero, también, de los saberes y de las prácticas nuevos.


José Antonio Hernández Guerrero

Publicado en Diario de Cádiz  7.3.2016































lunes, 14 de marzo de 2016

Claves del bienestar. Contactar, conectar y comprometernos.




21.- Contactar, conectar y comprometernos
                                                        
Nuestra existencia humana alcanza su bienestar pleno cuando orientamos nuestras actividades –los movimientos corporales y las operaciones mentales- hacia el establecimiento de contactos, de conexiones y de compromisos con los otros; cuando mantenemos un diálogo fecundo, una comunicación productiva y una solidaridad fecunda mediante palabras generosas y a través de hechos coherentes. Uno de los procedimientos más eficaces para sentirnos bien con nosotros mismos es tender puentes que unan esos márgenes culturales, económicos, sociales e ideológicos que, a veces, están excesivamente separados.

En este tiempo en el que abundan los constructores de barreras y de barricadas, hemos de tender puentes entre el pasado y el futuro, entre los jóvenes y los adultos, entre los que tienen ideologías de izquierdas y los de derecha, entre los que cultivan la cultura popular y los que prefieren la cultura más elaborada, entre los científicos y los literatos, entre los agricultores y los industriales, entre los administrativos y el personal de servicios, entre los creyentes y los agnósticos, entre los políticos y los ciudadanos, entre los homosexuales, los heterosexuales y los bisexuales, y, por supuesto, entre las mujeres y los hombres.

Hemos de partir del supuesto de que nuestra prosperidad sólo será posible cuando miremos más allá de los intereses personales y nos decidamos a la construcción de unos proyectos colectivos más amplios, integradores, llenos de sueños y de visiones comunes. Creo que, en estos momentos, todos tenemos el deber de -entendiendo las diferencias y aceptando las diversidades- instalar en el debate público la cuestión de la visión compartida y de las metas comunes.


A mi juicio, la única manera de solucionar muchos de los problemas que nos acucian es uniendo nuestros esfuerzos y colaborando solidariamente en proyectos comunes. No se trata, por lo tanto, de que renunciemos a las peculiaridades, sino de que, aunque transitemos en diferentes direcciones, nos paremos de vez en cuando para conocernos, para conversar, para deshacer malentendidos y para favorecer la búsqueda de una vida más humana. Es urgente que superemos la indiferencia y los enfrentamientos, y que colaboremos estimulados por propósitos compartidos. En esta encrucijada que nos ha tocado vivir, nadie sobra; tenemos que contar con todas las manos para que los esfuerzos converjan en el crecimiento individual y en el progreso social, económico y cultural.


 José Antonio Hernández Guerrero

Desafíos universitarios. Hacia una nueva orientación didáctica de las Humanidades.




Desafíos universitarios/5


PARA seguir, en la medida de lo posible, los amables consejos de algunos colegas que me escriben desde cerca y desde lejos, interrumpo momentáneamente la serie de propuestas teóricas sobre la reforma universitaria y les respondo, breve y concretamente, a algunas de sus cuestiones. Por supuesto -estimados amigos- que no se trata sólo de incluir en los planes de estudio más asignaturas de humanidades sino, también, de plantear sus enseñanzas y sus investigaciones de una forma "más humanística". ¿Cómo? -me pregunta Luis-. Pues, por ejemplo, diseñándolas de una manera que desarrolle en los alumnos el espíritu crítico, cultive la imaginación, dilate la sensibilidad, estimule la creatividad, impulse el cuestionamiento de la realidad social, económica, valore las opciones políticas, oriente el pensamiento libre y, además, les ayude a expresar sus emociones y a encauzar y a controlar sus pasiones. Estoy de acuerdo con vosotros en que deberíamos prestar mayor atención a los aspectos humanísticos de las ciencias exactas y de la naturaleza, y también en que, mejorando la calidad de las enseñanzas tecnológicas, es posible contribuir a la solución de muchos de los graves problemas económicos y sociales del mundo actual.

Ya es sabido que, por ejemplo, la asignatura de filosofía no ha de limitarse a enseñar las diferentes corrientes históricas del pensamiento sino que, además, ha de formar el pensamiento lógico y la reflexión crítica de los alumnos. Efectivamente, la enseñanza de la filosofía ha de consistir, más que en la memorización de una larga lista de pensadores y de sus diferentes teorías, en generar un espacio en el que, además, se debatan cuestiones de actualidad y se planteen dudas y conflictos que los alumnos resuelvan tras una reflexiones individuales y conjuntas. El ideal sería que la filosofía llegara a ser una materia transversal que se utilice en las diferentes asignaturas: "La filosofía -como afirma Juan- no sólo se aprende, sino que también se practica".


No tengo inconveniente sino que, por el contrario, asumo como autocrítica el reproche que nos hace Alfonso al señalar que "desgraciadamente", en ocasiones, las clases de Lingüística e incluso las de Lengua sólo sirven para que los alumnos acumulen una ristra de términos metalingüísticos, sin que desarrollen y apliquen unas técnicas que, además de científicas, sean prácticas para mejorar las destrezas de hablar, de interpretar, de leer y de escribir con claridad, con corrección y con precisión. Igual que algunos de mis colegas, estoy también de acuerdo en que la historia de la literatura y, sobre todo, la teoría literaria han de propiciar la experiencia literaria de los alumnos, su implicación con los textos y su descubrimiento de que las palabras escritas por diferentes autores tienen que ver con ellos y con sus relaciones con el mundo.


       José Antonio Hernández Guerrero

Publicado en diariodecadiz.es

domingo, 13 de marzo de 2016

El escote de los pies



Nos deja perplejos la popularidad que tienen los tobillos desde este verano. Parecía que como tendencia se olvidarían al taparse por el frío. Pero no, siguen al aire como si fueran inmunes a las bajas temperaturas. Es una parte del cuerpo muy agraciada y muy vista en la que poco se había reparado hasta ahora -exceptuando el período en que la falda se fue acortando tras la guerra civil- realzándola al limitarla por arriba con la vuelta del pantalón pitillo y por abajo con las zapatillas deportivas.

Los tobillos aparecen como por una rendija en la que se interpreta una lectura más cercana a la distracción y la prisa al vestirse. Todo lo contrario, esta franja de piel que queda a la vista está cuidadosamente estudiada, como cuando fueron cubiertas por calcetines de colores en los tiempos del rock&roll y que más tarde Audrey Hepburn decidió que fueran blancos al bailar vestida como Juliette Greco en la taberna francesa junto a dos discípulos de Emile Flostre, líder de la filosofía del “enfaticalismo” en la película Una cara con ángel. No se le vieron los tobillos, pero se les adivinaron enloquecidos, forzados, ágiles y casi perdidas las protuberancias por la coreografía. Una escena inolvidable.

Tras este recuerdo viene otro en el que resuenan los comentarios de nuestras abuelas cuando éramos pequeñas. Ellas vivieron la conversión del botín en zapato abotinado, permitiendo el asomo de los tobillos y la parte baja de las pantorrillas debidamente cubiertos con la oscura media de espuma. Fue todo un logro encarar y asumir la modernidad que venía camuflada de comodidad con visos de transgresión.

Pero esta superación vino acompañada de conclusiones en las que se adivinaba cierta añoranza a los tiempos en los que la seducción jugaba con la adivinanza. De ahí la alusión al asomo del tobillo cuando la falda se levantaba para subir un escalón o evitar, en un día de lluvia, los pegotes de barro. Decían que ese momento era especial y deseado por los hombres, que lo preferían en vez de tanta pierna destapada. Y como el pensamiento es así, encadena de nuevo con la reacción del supervisor de la Universidad de Argel, que prohibió examinarse a una estudiante de Derecho por llevar una falda que dejaba parte de sus piernas al descubierto.

La reacción no se hizo esperar. Las redes sociales se llenaron de selfies con tobillos al aire como protesta a esta actitud, tobillos de chicas y de chicos que no quisieron quedarse atrás, que se sumaron sin dudar a este acto de solidaridad. Se dice que este puede ser el origen de esta tendencia que hoy por hoy es lo último en moda masculina. Las féminas, quizás un poco cansadas del pantalón muestran cierta preferencia por el vestido o el traje de chaqueta y las zapatillas deportivas con medias o sin ellas, en vez de los tacones. Otra transgresión que encubre la modernidad camuflada de comodidad sin perder la estética ni la personalidad.


La clave está en la descontextualización, es decir, dejar claro que no se llevan para hacer deporte, sino para lucir pantorrillas -porque la falda se ha alargado hasta las rodillas- y mostrar los tobillos, la franja de piel destinada a entenderse durante unos meses como el escote de los pies, según dicta Vanitiy Fair. Y nada mejor para realzarlo que las deportivas. Encadenamos con las de Emilio Aragón, Melani Griffin y Carolina de Mónaco en el baile de la rosa, las primeras, y cerramos apreciando la evolución de su popularidad.


     Adelaida Bordés Benítez

Artículo publicado en el andalucianformación.es: 

Nueva página en Facebook del Club de Letras



A partir de hoy tenemos otro punto de encuentro. Podremos disfrutar de una página Facebook en la que aparecerán todas las entradas de este blog. Además, intentaremos que se convierta en punto de información sobre distintas actividades literarias de la provincia: publicaciones, eventos, lecturas, presentaciones, etc. Todo esto aliñado con información genérica sobre literatura. Podéis entrar en la página haciendo clic aquí

sábado, 12 de marzo de 2016

Obediencia debida

Imagen: Carboncillo de Manuel Zumbado (nacion.com)

-         ¿Usted torturaba a seres humanos?
-         Yo solo recibía órdenes superiores, señor juez.
-         Pero, usted sabía que no estaban condenados.
-          Daba igual sabíamos que eran culpables, señor juez.
-         Y ¿cómo sabían de su culpabilidad?
-         Tenían reuniones clandestinas, se manifestaban, gritaban libertad.
-         ¿Y esas eran las pruebas?
-         Bueno eran terroristas, según las órdenes recibidas de la autoridad superior.
-         Pero señor, usted si sabía, que las leyes impiden hacer torturas.
-         Para mi señor juez, la ley es la obediencia debida.
-         Y ¿qué es lo que entiende por “esa obediencia debida”?
-         Cumplir escrupulosamente, con las órdenes de mis superiores
-         Pero tantos torturados, ¿todos eran culpables y sin juicio alguno?
-         La obediencia debida, es lo principal en mi profesión, y eso hacía.
-         Y ¿romperles los huesos a los secuestrados, era obediencia debida?
-         Formaba parte de las órdenes, y eso es para mí sagrado.
-         Y ¿los tiros en las sienes?, usted, decidía sobre la vida de las personas.
-         Yo solo tiraba al blanco, eran las órdenes, sin más, señor juez
-         ¿Y si ese que usted llama blanco eran seres indefensos, maniatados y torturados?
-         Formaba parte de las órdenes recibidas, señor juez
-         Y esas órdenes, ¿estaban eran por escrito o verbales?
-         Eran verbales casi siempre, en la academia nos enseñaron a cumplirlas
-         Me está diciendo usted, ¿qué en la academia le enseñaron a secuestrar, torturar y matar?
-         No exactamente, pero si enseñaban a cumplir las órdenes y eso hacia yo.
-         Y dentro de cumplir órdenes ¿dónde estaba su conciencia?
-         Yo cumpliendo con mi deber, no tenía por qué complicarme la vida.
-         Pero usted, decidía entre la vida y la muerte, eso no le causaba pavor.
-         No me lo planteaba, éramos tantos haciendo lo mismo señor juez
-        Yo llevaba una vida normal con mi familia, como antes de los sucesos.
-         Habla usted de los sucesos, ¿al golpe de estado?
-        Bueno, era salvar a la patria y acabar con el terrorismo, señor juez
-       ¿Y tirar los cadáveres a las zanjas, era salvar a la patria y acabar con el terrorismo?
-        Señor juez, la obediencia debida, era cumplir las órdenes exactamente.



Francisco Herrera López . Marzo 2016

A Cifu en su aniversario.



Efímero pasar en el que estamos
Eterno suceder que ahora nos vive
Sonidos de tu Jazz nos has legado
Como BESOS en el alma del que escribe.

Lester Young y Holliday de gala
Te esperaban en el Paradiso
ABRAZOS recibiste a tu llegada
A la orquesta de los dioses, que es tu sitio.

Un compás compuesto de guitarra
Y un fraseo en las nubes cual testigos
CARANTOÑAS placidas que el viento
Portador de las ondas, trae contigo.

ACHUCHONES todos encontramos
En tu otrora voz más sin consuelo
Huérfanos de ti hoy nos quedamos
Por los MÚLTIPLES rincones de este suelo.




Manuel Bellido Milla

viernes, 11 de marzo de 2016

Una nueva pedagogía flamenca. Teatro Musical Familiar



Una nueva pedagogía flamenca

Teatro Musical Familiar
                                                         
                    
Os confieso –queridos amigos- que me ha sorprendido gratamente la propuesta de un grupo de jóvenes de nuestra Provincia que, liderado por la cantaora chiclanera María “La Mónica”, han diseñado un espectáculo didáctico, en el que cuentan y cantan, tocan y bailan los principales palos de nuestro Cante Flamenco. Se proponen como objetivos pedagógicos, no sólo proporcionar unos conocimientos básicos de sus elementos fundamentales –el compás, la melodía y la armonía- y de su origen y evolución, sino también potenciar el respeto y el aprecio de esta manifestación artística caracterizadora de nuestra cultura. Estas finalidades adquieren un mayor valor si tenemos en cuenta que están ubicadas explícitamente en el marco de una actitud no sexista y sí intercultural.

A mi juicio, además de la forma amena de explicar los distintos toques de guitarra, de las palmas y del cajón, es especialmente acertado el montaje narrativo: esa historia en la que nos cuentan cómo “Melodía, una joven gitana, emprende un viaje en busca de su hogar. Cuando lo encuentra, se cruzan en su camino dos personajes de los que se hace inseparable y con los que crea una música nueva y una forma diferente de vida que marcarán un antes y un después en la historia de la música y de la humanidad”. 

      
En mi opinión, estas actividades pedagógicas constituyen un acierto sin precedentes ya que, además de proporcionarnos un disfrute de alta calidad artística, contribuyen de manera directa a elevar el nivel cultural de una sociedad que, como es sabido, necesita de la ayuda de los poderes públicos, de las instituciones sociales y, especialmente, de los centros educativos. Si aceptamos que el cultivo del gusto artístico representa uno de los índices más fiables del grado de civilización de los pueblos, es comprensible que sintamos tristeza al contemplar cómo muchos de nuestros convecinos son incapaces de saborear esas manifestaciones que, además de estéticas, descubren nuestra peculiar manera de pensar y soñar, de disfrutar y sufrir, de amar y esperar, de vivir y morir.


Enhorabuena a María “La Mónica”, a Adrián Trujillo y a Juan José Alba Marcial por este invento que, sin duda alguna, contribuirá a la progresiva incorporación de los niños y de los adolescentes al disfrute del buen cante, baile y toque. Ya verán cómo, mediante esta fórmula de pedagogía flamenca, ellos van a lograr que, gradualmente, se vaya incorporando un mayor público a estas propuestas que proporcionan tan intensas emociones. Es posible que, a la corta, resulte más rentable económicamente fomentar espectáculos multitudinarios, pero es seguro que, a largo plazo, la inversión en una labor educativa elevará el gusto artístico y, a través de él, cultivará esas facultades espirituales que ennoblecen al ser humano y que contribuyen positivamente a combatir la anorexia cultural, a fomentar la paz y a construir un mundo más sano, más justo, más solidario y más grato. Y es que resulta conmovedor sumergirse en ese universo maravilloso y mágico de los sonidos, de las melodías y de los ritmos que surcan nuestro espacio y nuestro tiempo.


José Antonio Hernández Guerrero

Alimentando la polaridad



Está claro que vivimos divididos entre dos polos: lo bueno y lo malo, lo bello y lo feo, alegría y tristeza. Esta tendencia del ser humano nos invita a tener que estar continuamente tomando decisiones que implican a uno u otro polo: si decidir entre quedarnos en casa o ir al teatro, entre comer sano o comer insano, entre casarnos o permanecer solteros; una decisión implica la anulación de la otra. El mundo en el que vivimos alimenta esta polaridad y nos fomenta el ser personas escindidas, ocultando los aspectos menos deseables de nuestra personalidad - y que también son nuestros-; de esta forma iniciamos una carrera frenética por ser cada vez más guapos, estar más sanos y ser más listos e inteligentes que nadie. Lo que no nos dicen, a priori, es el alto precio que tenemos que pagar por ello: no sólo ser medias personas sino que construimos una falsa identidad que nada tiene que ver con nuestra verdadera naturaleza y nuestro auténtico ser. La consecuencia es que experimentamos en lo más profundo de nuestra alma un inmenso malestar, al que nos sabemos ni podemos ponerle nombre, pero que, rápidamente buscamos  en la ciencia -también polarizada- remedio para etiquetarlo, combatirlo y volver a estar perfectos. De esta forma nos vamos transformando en una especie de “zombies” que buscamos algo que nos dé un poco de vida: fármacos, alcohol, dinero, sexo; todos ellos parches que lo único que hacen es escindirnos más y empobrecernos como personas.

Todo esto lo observamos incluso en el panorama político actual: la división entre derechas, izquierdas, independentismo o no independentismo. Estas divisiones impiden que los políticos puedan llegar a acuerdos que permitan mejorar la sociedad.

Es importante que empecemos a darnos cuenta que para construir una sana identidad y una sociedad más integra no tenemos más remedio que asumir, aceptar y hasta querer los aspectos menos deseables de nosotros: nuestros celos, envidias, rencores, tristezas, hay que sacarlos, desempolvarlos y aceptarlos. Sólo de esta forma podemos llegar a ser personas completas, viviendo más centradas y no en uno u otro polo. Si aceptamos nuestras miserias seremos más humildes, solidarios y comprensivos antes las conductas de los demás. Sólo tenemos que leer textos sagrados y enseñanzas de todas las religiones para darnos cuenta de que lo que nos intentan enseñar es precisamente buscar nuestra UNIDAD.



      Mercedes Díaz Rodríguez

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