Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
Director: Profesor de la UCA Dr. José Antonio Hernández Guerrero
Coordinación del blog:
Antonio Díaz González
Ramón Luque Sánchez

Contacto y envío de textos:
clubdeletras.uca@gmail.com


viernes, 26 de junio de 2015

Hacia un nuevo humanismo. El tiempo de la cosecha.

         
   51.- El tiempo de la cosecha.
                                                       
Los hechos nos confirman que los años ya vividos y las experiencias acumuladas constituyen, más que tiempo gastado, un capital de recursos efectivos, de fértiles cosechas y de frutos maduros que, si los administramos con habilidad, están disponibles para que los aprovechemos y para que extraigamos todos sus jugos. Si seguimos aprovechando el tiempo, si cultivamos con esmero las semillas que encierran cada uno de los episodios vividos -tanto los gratos como los desagradables, tanto los exitosos como los frustrantes-, es probable que germinen y nos proporcionen conocimientos útiles y beneficiosos.
En contra de todas las apariencias, si nos empeñamos, es posible que  los caminos ya recorridos nos descubran unos horizontes vitales más diáfanos, nos abran nuevas puertas y nos rompan ataduras convencionales. Maduramos humanamente cuando ensanchamos nuestra libertad para acercarnos a nuestra meta personal, para cumplir nuestra peculiar misión, para realizar nuestro proyecto inédito y para alcanzar ese bienestar razonable, necesario y, por lo tanto, posible.
Sin caer en ingenuos optimismos, hemos de buscar las fórmulas eficaces para evitar que la desolación pesimista nos contagie y tiña toda nuestra existencia con colores lúgubres, y, además, hemos de encontrar un acicate en el que agarrarnos y una clave que nos ayude a interpretar los signos de esperanza que lucen en medio de ese oscuro paisaje. Si las sombras y los nubarrones pueden servir para resaltar las luces y para aprovechar mejor los días soleados, la profundización en el dolor y en la miseria del mundo nos puede ayudar para que descubramos los gérmenes vitales –esa fe, esa esperanza y ese amor- que laten en el fondo de la existencia humana.




  José Antonio Hernández Guerrero

jueves, 25 de junio de 2015

Reducación vesical y Vacusend


Hace algunas estaciones las compañeras del Club de las Letras Pepi y Mercedes insistieron en que les compartiera los poemas que con matices humorísticos acercaban el mundo de la enfermedad a ese día a día que debemos retomar de la mejor manera posible... así sanamos, de paso cuerpo y alma. Así lo siento.

¡Va por ellas y por todos mis queridxs compañerxs! Abrazos, siempre desde el cariño,


Maritxé Abad y Bueno



Reeducación vesical

Del sótano al primer piso
-tengo que hacerme a la idea-
vuelvo a redescubrir
una vecindad nueva.

Mientras los voy conociendo
-¿qué tal el riñón de la izquierda,
y la costilla del cuarto?,
el intestino protesta:
también lo han recolocado...-,
voy cambiando las costumbres
y recobrando mi espacio
                                        - ¡aquí arriba la lumbre
                               alumbra un poco más despacio! -.

Y llega el momento preciso
antes de salir a escena:
“Músculos, órganos míos
me llamo “Vejiga Ancestra”.
Soy pequeña y regordeta
-alargada al estirarme-
y por ser algo coqueta
me cuesta reubicarme
en esta planta primera.
Más no temo a las alturas:
la vista, vale la pena...”

Sólo un poquito de tiempo
necesito en esta empresa
y conocer las expresiones
de las vísceras diversas
que cohabitan, sin recelos,
en esta nueva residencia!

“¡Ustedes, las del rellano
-la pelvis y la cadera-,
me alienta el saber que antaño
para ensanchar dos peldaños
¡también les costó su tela!



Esta intención me motiva,
perseverar me consuela
acepto sin prisa el reto
  que acompañado de afecto  
  mi mente entera sosiega.  





Vacusend




 Mas preciado que el oro

es el líquido que contienes. 

No importa el nombre que tengas

mientras intacto mantengas

el valor de tus componentes. 

...cuando penetras con celo

en el oscuro deseo

más común del ser humano,

mientras recorres las calles

laberínticas y opacas

que con destreza se atascan

y a las que tu le abres paso,

sólo entonces te bendigo

pues tu caricia aligera

los kilómetros que arrastro

de deshechos e incrementa

el alivio que con tus fluidos

mi cuerpo entero hace fiesta

con traca y todo incluida

¡e incluso con el gran regalo!   


  


Maritxé Abad i Bueno

Negras dudas



 No sé a qué viene tanto revuelo. Entiendo el trabajo de los guardias civiles, son personas como tú y como yo y hacen su trabajo, acatar órdenes. Se ganan el pan, el suyo y el de sus hijos, como tú y como yo, ese pan que a duras penas consigo y que veo peligrar. En realidad soy un mar de dudas, porque a veces pienso que quizás deberíamos aceptar la valla y entender de una vez por todas que el mundo es así: unos a un lado y otros al otro. Además, tampoco estoy seguro de que esa gente vaya a respetar mi cultura y la de mis ancestros. Ya ves, dudas, dudas y más dudas… Aunque sí tengo una certeza: en cuanto se me curen las heridas volveré a intentarlo de nuevo. 



Antonio Díaz González

lunes, 22 de junio de 2015

Homenaje a Leopoldo de Luis, Jimena, 5-6-2015


Leopoldo de Luis                    Jimena, cinco de junio de 2015



                                                          
En una de las diversas conversaciones que mantuve con Leopoldo de Luis sobre nuestra común convicción de que la literatura es una manera intensa, profunda, consciente y humana de explicar, de interpretar y de vivir la vida, él me dijo exactamente las siguientes palabras:

Te voy a hacer una confidencia de un hecho que aún no he revelado a nadie. Mi manera de concebir la poesía se la debo a las experiencias hondas que viví en Jimena de la Frontera. Fue allí donde descubrí la relación directa que existe entre la estética, el pensamiento y la vida. Fue allí donde comprendí que
-        los poetas hemos de ser la conciencia de nuestro tiempo,
-        los que hemos de establecer los vínculos de comunicación con nuestros conciudadanos,
-        los que hemos de señalar las vías desde la que se divisan nuevos horizontes para vivir de una manera más consciente.
-        Sí, la poesía es el lenguaje más apropiado para que los seres humanos nos hagamos conscientes de los significados de nuestras vidas.

Yo interpreté que, con estas palabras tan teóricas, Leopoldo de Luis trataba de decirme que era en Jimena donde se había enamorado de la mujer de su vida con la que, después, se casó. Pero él me explicó que, además, quería definir la dimensión existencial, la proyección social y el compromiso vital que contraía al decidir seguir su vocación poeta.

En esas conversaciones, intercambiamos nuestras ideas sobre la influencia en nuestras vidas de las múltiples vivencias desarrolladas en este pueblo fronterizo, asentado sobre la roca firme de su historia milenaria y de sus tradiciones ancestrales. Aquí fuimos protagonistas los dos de unas experiencias hondas que los dos recordábamos con gratitud porque nos habían ayudado de una manera decisiva a contemplar los sucesivos episodios vitales con serenidad y a mirar el futuro con esperanza y con ilusión.

Y es que este pueblo, romano, visigodo, bizantino y musulmán, nos descubrió esos secretos vitales que guarda celosamente en sus entrañas, y nos proporcionó las misteriosas claves de un futuro esperanzado y, también, las explicaciones profundas de nuestras vidas.

Y es que este enclave entre las estribaciones de la Serranía de Ronda y el bullicio de la febril actividad de la Bahía de Algeciras, encrucijada de caminos, un lugar de encuentros, foco de contrastes físicos y de choques culturales, sobre todo, cuando subimos a las alturas de su castillo nazarí, nos hizo posible que contempláramos con serenidad no sólo las violentas alternancias entre las intensas precipitaciones y las pronunciadas sequías, entre la exuberancia de sus naranjales y la desnudez de sus peñas, sino también el permanente contraste en el que se resuelve la vida humana entre la alegría y la tristeza, entre el dolor y el bienestar, entre la abundancia y la escasez y, en resumen, entre la vida y la muerte.

Los dos ámbitos geográficos opuestos –los montes pelados y la densa arboleda del Parque Natural de los Alcornocales, ese último bosque mediterráneo de Europa que es un sorprendente capricho de la Naturaleza, nos ha explicado la biografía y la idiosincrasia de los hijos que aquí han nacido o de los que hemos sido adoptados por vuestra cariñosa acogida.

Es en Jimena donde han nacido los impulsos que nos empujan hacia la búsqueda de la armonía entre aspectos duales de la existencia. Es aquí donde  han germinado los irrefrenables estímulos hacia la convergencia de las fuerzas contrapuestas de la vida humana.

Y es que Jimena es un pueblo viejo, sabio e imaginativo, épico y mítico, acostumbrado a sufrir y a soñar, realista y romántico, amante del silencio y de la intimidad. Si es cierto que sus gentes son desacralizadoras, también es verdad que profesan una ferviente devoción a la Reina de los Ángeles.

Es comprensible que este paisaje tallado con el fino filo de los vientos y con los agudos dientes de la sequía haya favorecido la aparición de gentes despiertas, que están alertas y prontas para la lucha y, al mismo tiempo, propicias para la contemplación serena del discurrir del tiempo, para el disfrute de los cambios, para la creación artística, para la música, para la pintura, para la poesía, para la historia y para la entrega a la meditación, como quien mira el mundo por primera vez.

Fíjense, por ejemplo, cómo Leopoldo de Luis, observador ávido, soñador e idealista que, comprometido con sus gentes y atornillado a su suelo, siempre fue un cultivador de utopías. Dotado de un corazón libre y un poco salvaje, estaba marcado por una permanente búsqueda de sentido en dirección al abismo de la interioridad, por una pasión por el lenguaje, por la tendencia tenaz, incesante y obsesiva, a decir lo inefable, lo que nos toca más a fondo el sentido mismo de nuestra existencia.

Leopoldo de Luis era un hombre sencillo, que aunaba la claridad y la pasión, la moderación clásica y el ímpetu romántico; era una persona inquieta, intuitiva y, sobre todo, buena, que se alimentaba de silencio para escuchar las voces íntimas que le hablaban sobre la vida y que, volviendo de manera permanente a sus orígenes, prefería simplemente, la vida desnuda, sin adornos o, mejor, adornada de la misma desnudez. Esperanzado, nos explicaba con sus versos cómo el amanecer gris de algunos días aciagos se transforma gracias a  la luminosidad del amor.

En su libro Alba del hijo, por ejemplo, recoge el tema que domina su poesía, el dolor del hombre sobre la tierra y su impotencia ante la crueldad de nuestro tiempo. Es el lado desolador de la vida, desde donde se pregunta por la verdad y por la felicidad, acosado por sombra, presagio de la muerte. En otras obras como, por ejemplo, El padre (1954), y El extraño (1955), sigue una línea existencial utiliza la vieja imagen del hombre que vive desterrado del paraíso.



La señal
Mirad los valles claros, los tranquilos
campos de Dios que abril puro hermosea.
Los horizontes donde azules hilos
tejen la luz, como ave que aletea.

Ved los hondos paisajes reflejados
en el humano que por ellos yerra.
Los rostros de los hombres van signados
por la limpia hermosura de la tierra.

Como estos encendidos panoramas
es el hombre, paisaje en carne ardiente.
Como al árbol, el sol dora sus ramas.
Como a la tierra, el aire da en su frente.

Sólo una lumbre extraña hay que rubrica
su mirada y sombría la convierte,
que a un tiempo lo condena y purifica:
es la roja azucena de la muerte.

                              El extraño                                                                                     

      

 José Antonio Hernández Guerrero

viernes, 19 de junio de 2015

Hacia un nuevo humanismo. La ancianidad puede ser el tiempo de la libertad.

           
50.- La ancianidad puede ser el tiempo de la libertad.
                                                        
Durante la ancianidad, a pesar de que, como todos sabemos, se producen cambios en nuestro cuerpo y en nuestra mente, es -puede ser- el tiempo de la libertad, el período en el se aflojan los lazos convencionales que, en otras edades, las normas sociales o las modas dictadas por la publicidad nos imponían unas conductas rígidas y, a veces, arbitrarias.
“Cuando llegamos a cierta edad –me decía ayer un amigo- perdemos el respeto humano, nos ponemos el mundo por montera y podemos permitirnos el lujo de pensar, imaginar, sentir y de hacer todo aquello que, sin causar daño a nadie, nos pida el cuerpo y el espíritu”. Y es que, efectivamente, sólo aprendemos a vivir cuando ya hemos vivido: cuando hemos trabajado, cuando nos hemos equivocado, cuando hemos disfrutado y, sobre todo, cuando hemos sufrido. En la vejez es cuando podemos cosechar los resultados de la experiencia.
En contra de los tópicos más repetidos, podemos afirmar que, cuanto menos edad tenemos, menor capacidad poseemos para elegir caminos, porque sólo cuando llegamos a la cumbre, divisamos el horizonte abierto y podemos elegir las sendas adecuadas que nos conduzcan a nuestro bienestar.



 José Antonio Hernández Guerrero

domingo, 14 de junio de 2015

Presentación del Acto de Clausura del Club de Letras. Homenaje a Leopoldo de Luís. Jimena de la Frontera, 5 de junio de 2015





¡Qué bonitos textos hemos podido compartir, leer y disfrutar durante este curso!¡Cuántos buenos momentos hemos vivido en San Fernando,  en Algeciras, en Cádiz y Jerez, cuando celebramos el día de las letras, o cuando nos hemos reunido para destacar a escritores de ayer o de hoy que han dejado su grano de arroz en este arrozal literario a través de revistas, tertulias, y de sus  libros!

La revista Speculum ha seguido su trayectoria expresiva abierta a todos los países del mundo. Se edita con formalidad y dedicación compartida, con ilusión y con compromisos de mejora, no solo por el consejo de selección de la revista sino por los participantes y miembros del club a través del esfuerzo formativo individual, actualizando sus lecturas, repensando nuevas expresiones, metáforas y símiles poéticos, en el contenido de sus producciones.

Por otro lado, el club se ha beneficiado de exquisitos textos de reflexión enviados por nuestro profesor que nos sumergen en el análisis de sus contenidos y en el posicionamiento personal. También durante este curso se ha iniciado el blog del club de letras de la UCA de inestimable valor que nos conecta con otros blogs y páginas webs de interés literario.

Tampoco podemos olvidar el capítulo de las reseñas bibliográficas que nos posibilitan el poder compartir los propios descubrimientos literarios.

Si todas estas actividades por sí sola son ricas en aportaciones, actualmente conforman una buena obra sumatoria, con nuevas definiciones del vivir, con testimonios poéticos, con afán de superación personal y literario por un grupo de personas que pertenecen a la provincia de Cádiz y que reconocemos que sin el apoyo ambicioso, estimulador y facilitador de Jose Antonio Hernández no hubiera sido posible, al menos de esta forma.

Y para terminar, una vez hecho éste breve recorrido del curso del Club de las Letras, nos abrimos al poeta y escritor Leopoldo de Luis, a través de la palabra de José Regueira, historiador, farmacéutico, editor, cronista oficial de Jimena, Consejero de número del Instituto de Estudios Campogibraltareños y hombre investigador e inquieto en el conocimiento de la cultura Campogibraltareña.




Este acto de clausura se dedica a Leopoldo de Luis (1918-2003), poeta, ensayista y crítico literario cordobés, de contenido existencialista: “El olor es un hilo de Ariadna que nos lleva de la mano fuera del laberinto".





Leopoldo de Luis, cuyo verdadero nombre es Leopoldo Urrutia, considerado como un valioso representante de la poesía de la post-guerra, un testimonio intencional de la realidad social de su época, en la que nos encontramos con una población abatida y cautiva, explotada por el uso de los prisioneros que hacía la dictadura -los batallones de trabajadores.

Leopoldo de luís nace en una entorno intelectual y su hijo Jorge Urrutia igualmente desarrolla su espíritu inquieto e intelectual. Catedrático y directivo del instituto cervantes. Fue hermanastro de Paco Umbral aunque no coincidan los apellidos. Umbral escribió de él en un artículo en el país:

“Leopoldo de Luis era de ojos pequeños y maliciosos, nariz grande, boca inexistente, rostro un poco rojizo, fácilmente alegrado, subido de color de la risa, y venía de sus oficinas de seguros lleno de versos, de cultura, de conversación, de chistes malos y poemas buenos. Escribía una poesía en la música de Miguel Hernández, hecha de humanidad y socialismo, con gran sentido de verso, gran ductilidad lírica y una melodía grata y honda, monótona y cierta, que daba gran calidad a todo o suyo”.

Su obra es variada. Si escribe poesía, con hondura expresiva y pensamiento sereno, con inquietud existencial, su producción como crítico literario es igualmente sobresaliente. Escribió sobre los poetas de las generaciones del 98, 27 y 36; realizó una antología sobre poesía social 1965 y sobre poesía religiosa, de gran valor histórico y, destaca la recogida  antológica de poemas de su amigo Miguel Hernández. Sin duda, él ha contribuido a que el patrimonio poético perviva y aumente.

Entre sus premios destaco el premio León Felipe a los valores humanos y el premio nacional de las letras españolas en el 2003.  

Sirvan de colofón estos versos, como mejor emblema de su contenido existencialista:


“La vida es una droga/que produce adicción, y bien mirado/más hubiera valido/no haber sido felices”.


Josefina Núñez

Textos acto de clausura en Jimena (VII)



Inspiración lírica


Al final, el poema que se impone,
Sus campanas que tañen con voz propia,
Los cuerpos que cimbrean desconcierto
-crujido vertebral concatenado-

La energía sin límte que fluye
Y la tierra que se abre de par en par
Haciendo vibrar su útero dormido
-inhalador de cantos ancestrales-

Ahora que la flor abre su tallo
Florece el verso, su aroma sublime,
Los pétalos desgranan arcoíris
Y caemos rendidos, subyugados.



María Luisa Niebla


Escribir desde el sentimiento


Estimados amigos y compañeros todos. Nos hemos reunido en esta clausura de nuestro Club de Letras, y en este bonito, agradable y cercano pueblo de Jimena, para dar sentido a la vida, “nuestra vida” escribiendo, leyendo, y recitando desde el sentimiento a la convivencia, la solidaridad más hermosa y al respeto mutuo.

Desde la existencia del ser humano, este siempre ha sentido la necesidad de expresar sus sentimientos y vivencias, por medio de la palabra.

A esta la utilizamos, para transmitir estados anímicos, y crear belleza.

Ella nos lleva a la realidad más cercana, a la fantasía propias y ajenas, para introducirnos como un señuelo, donde a veces pican los pájaros de lo imposible, que nosotros a diario, alimentamos con nubes de ideales.

Y desde que ella nos atrapa, sentimos que no hay en toda la tierra, un cofre con mayor valía, ni tibia mirada, ni mejor ideal que esta.

Sus colores, y aromas penetrantes, es un atardecer en llamas, un ocaso irrepetible, un manso manantial que penetra en nuestra piel, y un bello álbum que miramos ávidos, acercándonos a los demás.

En esta arboleda de poemas, y pequeños relatos que vamos a escuchar, deseamos de corazón que se posen en todos los presentes para que nada desde ahora nos sea igual, y sintamos y percibamos en nuestroas vidas, sedientas e iluminadas luces, con un mirar suave en gratas y puras fragancias que anidan en nuestro interior.

Mª Dolores Álvarez Crespo

Textos acto de clausura en Jimena (VI)

Versos encontrados 





Lágrimas de cristal resbalan por mi tez

exhalando suspiros de añoranza,

cuando en mi vientre mostraba la preñez

y en mi alma brillaba la confianza.


Versos que derramaban sus labios, y que yo recogía como el pordiosero que recoge migas de pan, cegaron mis ojos y nublaron mi mente. Creía que me amaba, que aquel fruto nos unía, pero fue espejismo, nunca la tuve y jamás la tendré.
Levanto los ojos y miro las nubes, forman su rostro ya marchito, dudo de mí, de mis abismos, de mis destinos, de lo que creía que era y no pudo ser.

Marcho sin ella, sin su piel. Marcho de ella y de su hiel.


Carmen Franco Sánchez





De aromas y sabores





Sabes a ciruelo del camino:
Me perfumas al pasar por tu orilla,
Me rozas con tu mirada en silencio
Y por ello me siento cautiva.

Eres borraja, amor…
Verdura que ansío
Para espesar mi cordura:
Contra todo lo que digan
Tus aguas con sustancia
Que inyectan en mis venas
Amor para adorarte.

Sabes a olivo, amor:
Milenario es tu jugo
Enérgico y vital,
Compañero ideal
En las huestes,
En las lides ancestrales,
De las que fuiste parte, corazón,
Hasta encontrarme y derramarte
Sobre mi vientre…



Maritxé Abad i Bueno



Páginas azules y blancas




Escribo un libro de versos
Entre páginas azules y blancas
De risas, de alegrías y con letras plateadas.

De cielo, de agua y de nostalgia,
De sueños jamás cumplidos
Escondidos en un rincón del alma.

Con jardines de magnolias,
De rosas rojas y blancas,
Con perfumes de azahar
Que penetran los sentidos y calman.

Dulces palabras que al pronunciar
Con cariño me despiertan
Acariciando las páginas.

Libro que soñé siempre
Llenándolo de vivencias
Cubriéndolo de esperanzas.

Con violetas y jazmines
Que hasta el cielo embriagan…
Así siento nuestro amor
En mi ser y entre tus páginas.



Laura Puerto Martínez

viernes, 12 de junio de 2015

Textos acto de clausura en Jimena (V)



 Admiración







Admiro a este señor porque desde que le conozco,
me transmite energía positiva.
Tiene un halo de sabiduría y nobleza.
Es una persona generosa, que dedica su tiempo
a escribir y compartir lo que sabe de la vida.
Es optimista, y sigue trabajando con ilusión en lo que hace.
La gente lo aprecia y respeta.
Es detallista: cada día le regala piropos a su compañera.
La edad no lo retira.
Es un enamorado de la vida, un filósofo.


Ojalá la sociedad dispusiera de seres así en más cantidad;
ojalá la mayoría de ésta
– mediocres, ególatras, incultos, pasivos -
lo imitara.
El mundo sería más bello.




Francisca Sánchez Rico






La vida es egoísta





Qué altos corredores transitarán al niño
hasta el inmenso sueño de las habitaciones.
Mi soledad los lleva por el mundo,
entre la libertad y la incertidumbre,
con esperanza, sin acabamiento,
buecando el corazón de los caminos.

Josela Maturana (La soledad y el mundo)


       Doña Ana María toda su vida fue comadrona.Desde muy pequeña, recuerdo que iba a mi casa cada vez que mi madre esperaba un nuevo hijo. Era  una señora robusta, no muy alta, de fuertes manos y de ojos grandes y castaños que, a mí, se me antojaban tristes y, a veces, ausentes como si recordase algo que le hacía daño. Sobre todo, cuando traía un hermoso ser a este mundo –como decía ella-. Recuerdo que me la encontraba muchas veces cuando iba para el colegio Vivía en mi misma calle, justo arriba y en la misma acera. Tenía un patio lleno de flores  en la entrada y algunos árboles frutales, y al pasar por allí, si estaba abierta la puerta, siempre me asomaba. Había algo que me atraía de ella aunque no sabía el qué. Quizás   era por su trabajo lleno de humanidad. La había escuchado decir que cada niño que cogía entre sus brazos, era como un ángel o como una luz que le daba esperanza y consuelo a sus desdichas. De joven  decidió ser comadrona porque decía que a sí nunca estaría sola; ya que tendría siempre el milagro de la vida entre sus manos. Y en los treinta y cinco años que ejerció su profesión, cientos de niños vieron la luz gracias a ella.        Mi madre la apreciaba mucho, decía que era una buena mujer y muy trabajadora.Y yo, sin saber por qué, a mi corta edad, me inquietaba, al verla continuamente vestida de negro y envuelta en su tristeza. Siempre imaginé que era una mujer soltera. Aunque  comprendí su estado el día que mi madre me desveló todos mis interrogantes: Doña Ana María se había casado muy joven y tuvo dos hijos preciosos: Ana María y Fernando. Llenaron de dicha  al matrimonio que vio culminada su felicidad. Pero la vida, tan egoísta, se los arrebató, de un manotazo, en un terrible accidente cuando tenían doce y quince años. Y no conforme, se llevó a los tres meses a su marido.
        Desde entonces  comprendí… tantas cosas. Doña Ana María vivió en constante pulso con la vida, y cada niño que traía al mundo era como un trocito de su felicidad perdida, y lo único que le daba el empuje y el coraje para vencer la soledad, y seguir luchando por la existencia. 


   Mª Del Carmen Rodríguez López.       







Las palabras





La palabra vivía escondida, con miedo. Habían matado a muchas,

transformado y violado a otras.


 La encontré encogida y casi sin vida en el rincón más oscuro y 

recóndito, y dándole refugio la alimenté, la cuidé. Y volvió a ser 

fuerte y libre. 


Cristina Eugenia Pala-Ruíz Berdejo

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