Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
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miércoles, 29 de abril de 2015

La cena de los camareros (Manuel Pérez-Casaux)



            Se trata de una obra de teatro breve que consta de un solo acto. Su lectura nos desvela unas analogías (unos rasgos) que nos acercan al Mito de la Caverna, de la República de Platón obra que presenta un modelo de ciudad donde domina la justicia frente al desorden, la confusión y la perversión. La cena de los camareros puede dividirse en tres partes o niveles: el INTERIOR, formado por los camareros; el INTERMEDIO compuesto por los comensales; y el TÉRMINO que es la muerte simbolizada en el camarero triste. En la obra éstos esperan a que llegue el momento de acudir al nivel superior. En la caverna, unos hombres están inmóviles desde niños de espaldas a la luz y no ven más que sombras moviéndose. Los camareros oyen las voces de arriba donde se celebra un banquete. No pueden ver nada, sólo intuyen lo que sucede por las voces y las sombras. En la caverna, los hombres conversan sobre lo que puede haber en el exterior por las sombras que pasan tras ellos y que se proyectan en la pared. Los camareros intentan frenar el nerviosismo del novato, cuya curiosidad le lleva a querer enfrentarse antes de tiempo a lo desconocido. Lo ideal sería no salir de allí, no conocer el mundo superior. Lo mismo sucede en la caverna, si uno de sus moradores se liberara no podría ver el mundo exterior pues la luz lo cegaría y querría volver a las tinieblas, no querría vivir en el mundo de lo opinable. Aquí, el autor abandona su “propia caverna” para darle su voz al COMENSAL que acrecienta el suspense de la obra al indicar que existe una ventana por la que puede verse la parte de arriba. El camarero VIEJO simboliza la experiencia; el JOVEN representa el camino hacia la madurez; el NOVATO es al espectador que se enfrenta a la incertidumbre de lo nuevo con la inquietud propia de un estreno; el COMENSAL es la unión entre lo real y lo imaginado, entre la obra, su autor y el lector o espectador; el camarero TRISTE sólo utiliza la mirada y el gesto. Su figura se asemeja al verdugo o a la muerte. Recuerda al CORIFEO mudo que dirige este “coro” de camareros a los que ha de mostrar la cruda realidad: la muerte o la vida real con sus necesidades y sus apariencias. El final funesto recuerda a un ajusticiamiento de la antigüedad, aunque también se adivinan los vestigios de un rito iniciático. La Cena de los Camareros puede decirse que es un compendio, porque en ella encontramos el origen, el método y la distribución de los elementos para la elaboración de una obra literaria. En ella apreciamos el trabajo de la obra primigenia, la clásica, y su sorprendente actualidad, un trabajo en el que la profundización, el análisis y la asimilación se proyectan de acuerdo al ingenio del autor, una labor en la que la talla es el medio para hacerla única. 


Adelaida Bordés Benítez

Nota del blog: Este texto fue leído por su autora, Adelaida Bordés, en el acto de homenaje del Club de las Letras al escritor Manuel Pérez-Casaux en San Fernando el pasado día 24 de abril.

3 comentarios:

Campuscrea dijo...

Es probable que los amigos que no asistieron al acto de San Fernando, agradezcan que les indiques, al menos, el autor de la obra comentada. Gracias. Jose Antonio

Club de Letras UCA dijo...

Ya está corregido. Muchísimas gracias por su apreciación.

Retazos y retozos dijo...

Y a mí me encantaría tener esta obra a mano por si fuese posible volverla a poner en escena...

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